La patética escena de la ex alcaldesa de Lima mirando y sobando la placa de la obra de la Costa Verde, golpeándose el pecho y con todo en ruinas alrededor suyo, ante los pobres aplausos de su platea de lambiscones desencajados, es el triste colofón de una gestión que pudo ser el encumbramiento de la eterna izquierda que quiere despegar y posicionarse desde su aparición política el siglo pasado.
No ahondaremos en detalles de la gestión de Villarán porque está a vista de todos, pero si analizaremos la enorme oportunidad que perdió la izquierda peruana, una vez más, para lograr confluir en una plataforma social y política que destaque ante los electores peruanos para poder llegar al gobierno en algún momento de su historia.
Alfonso Barrantes Lingán fue un buen alcalde, eficiente, honesto e innovador en la gestión, logró una aprobable administración lo cual lo puso en un inmejorable momento para llegar a Palacio de Gobierno. ¿Qué hizo que esto no sucediera? Tres cosas fundamentales: La figura invencible de su competidor Alan García, una izquierda desunida y atomizada, y el silencio terco de no deslindar enérgicamente ideas con un Sendero Luminoso que acechaba el país. En este último, el debate crudo y bruto de la ideología, el aprismo siempre le ganó a la izquierda, inclusive hasta hoy, en todos los escenarios, el Congreso de la República, las universidades, los gremios, y los sindicatos.
Susana Villarán no tuvo una figura tipo García que la opaque, por el contrario, su suerte fue que tuvo al aprismo fuera de la cancha en su primer año hasta la revocatoria, y tuvo al ex presidente García alejado del debate municipal, al ex presidente Toledo de padrino y financista, y al actual presidente Humala de aliado político. Innumerables oportunidades para un alcalde que busca avanzar hacia el poder con miras a un gobierno presidencial. La oportunidad, la desechó entre sus manos.
Por otro lado la sombra del terrorismo ya no era más un problema para la izquierda de este siglo, su discurso light, caviar y morigerado le hicieron tomar terreno momentáneo, es decir recuperaron la confianza de la población a medias, pero que no lograron capitalizar hacia buen recaudo, no exploraron más, se desdijeron sin vergüenza, no investigaron la patria, su contexto, su comportamiento social y económico, y se contradijeron sin resquemores, enredando su discurso apático y poco dialectico. No se modernizaron, no se refrescaron, por el contrario; quisieron, al igual que sus fundadores y líderes históricos, refundar un pensamiento que ya no daba para más en estos tiempos, con herramientas, palabras, técnicas, doctrina y literatura caduca y decimonónica.
En el caso esencial de Villarán, su terquedad para no aceptar sus errores, el incumplimiento de su palabra de no postular a la reelección, el poco tino para ejercer su vocería, la malísima comunicación para hacer notar sus escasos logros, su acercamiento a Toledo y Humala, y su rebeldía ante lo obvio, hicieron que poco a poco se vaya desdibujando la figura de una alcaldesa fortalecida. Y ojo que no estamos hablando de su gestión ni los actos de corrupción. Solita se puso la soga al cuello y con ello, arrastró el ideal izquierdista de un frente unido para llegar a Palacio, que es lo que sigue siendo la utopía de su masa intelectual que se encuentra en todos los espacios del Perú, pero sin rumbo, sin enfoque y sin líderes que sepan llevarlos a mejor puerto.
La derecha de Kuczynsky y Keiko, junto al frente social de Alan García, será una vez más quienes riñan y lidien las próximas presidenciales. Mientras tanto la vieja izquierda marxista y desunida que sigue atomizada buscando un discurso homogéneo volverá a mirar las elecciones desde su televisor como expectante criticón y reflexivo, pensando o jugando a ver a quién apoya esta vez, desechando margaritas por alguno que no lo deje anulado como lo hizo la ex alcaldesa gracias a sus propias taras, o por un presidente como Humala que los puso al costado por su conveniencia política. Entonces volverá a suceder una vez más lo que se ha venido repitiendo por más de un siglo desde que Mariátegui apareció en escena: Pudieron, lo tuvieron, no lo hicieron, y no lo lograron, seguirán siendo, la misma izquierda de siempre.
Por: Carlos Javier León Ugarte
Periodista
0 comentarios:
Publicar un comentario